Siete beneficios de la práctica de Atención Temprana en Entornos Naturales

Siete beneficios de la práctica de Atención Temprana en Entornos Naturales

Si hay algo que nos diferencia en Alere es la apuesta por el modelo centrado en la familia y las prácticas en el entorno natural del niño o la niña. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos del entorno natural y cuáles son estos beneficios? En este artículo, vamos a explicártelo:

 

Entorno natural es “aquel o aquellos contextos en los que el niño o la niña desempeña su vida diaria con su familia o figuras de referencia principales”. Puede ser el hogar, espacios cotidianos para la familia, como el parque, el supermercado, la casa de los abuelos, la Escuela Infantil o el Colegio.

 

Siete beneficios del trabajo en entornos naturales:

 

1.       Es el espacio “seguro” del niño. Está tranquilo, confiado y sabe lo que ocurre allí, o lo que hace cuando van a este espacio. Esto permite que el trabajo de la terapeuta sea más realista que el que le ofrece la clínica. Trabajar como profesional en un ambiente cómo para el niño y su familia le permite comprender procesos, dinámicas e idiosincrasia de la familia por lo que será más fácil acompañarla y guiarla en estrategias que realmente sean ajustadas a lo que necesitan.

 

2. En un contexto natural como la casa, los objetivos de atención temprana verdaderamente son funcionales y parten de las necesidades reales no sólo del niño sino principalmente de la familia. Conocer sus rutinas, cuál es la participación, autonomía y las relaciones sociales que su hijo/a establece en las mismas, permite detectar qué necesita la familia para un fin último que es mejora de la calidad de vida.

 

          3. A mayor número de oportunidades, mayores posibilidades de que se repita una acción y, por lo tanto, se favorezca la conexión entre neuronas y de esta manera, se adquieran aprendizajes concretos. Al dotar a la familia de las herramientas necesarias, y al alternar las sesiones en el centro con las del hogar se multiplica el número de oportunidades para aprender.

 

          4. El niño o la niña no tiene que hacer el gran esfuerzo de llevar a la práctica en casa o en la escuela, los aprendizajes que ha ido adquiriendo en el centro de atención temprana, sino que directamente los aprende y los pone en uso in situ. Y, además, las familias ven reducida su carga emocional de tener que adaptar lo trabajado en la sala de intervención a su propio hogar.

 

          5. Se ensalza el concepto de desarrollo global del niño/a. Al trabajar en un entorno natural se posibilita que, en una misma situación, el niño se mueva, piense, se comunique. Sin limitar cada uno de estas acciones al trabajo específico con el fisioterapeuta, el estimulador o el logopeda. Estamos actuando en una situación real y poniendo en juego todas las áreas de desarrollo.

 

          6. Las prácticas en el entorno natural no convierten a la figura de referencia en terapeutas, pero gracias a la reflexión y el trabajo en equipo con el o la terapeuta la familia puede identificar sus fortalezas y las de su hijo/a. Esto le permite aprovechar las oportunidades de aprendizaje y optimizar lo que sucede en las situaciones cotidianas, sin la presencia del profesional.

 

          7. Toda la actuación no se centra en las dificultades del niño o la niña, sino que asume que la condición de un hijo/a impacta en la rutina diaria de una familia y establece las estrategias que se pueden poner en práctica para conseguir el éxito.

 

¿Y qué es el éxito en una intervención de AT en entornos naturales y basada en rutinas? Pues como dice McWilliam, “el éxito llega cuando las familias se sienten más satisfechas con sus propias vidas”.

 

 

 

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